jueves, 7 de abril de 2022

7 de abril de 2020

Buenos días.

Una de las historias de resistencia ante a la adversidad que más me ha impresionado siempre es la de la tripulación del "Endurance" y su líder, Ernest Shackleton, que permanecieron atrapados en una pequeña isla cerca de la Antártida durante más de dos años después de que el hielo hundiera el barco. Como es bien sabido, el propio Shackleton con cinco personas más se embarcó en un pequeño bote para, tras navegar más d 1.300 millas, llegar a la estación ballenera más cercana, desde donde organizó el rescate de su gente sin que se perdiera ni una sola vida.

Son varios los protagonistas de aquella hazaña que dejaron por escrito sus relatos, y todos ellos coinciden en una cosa: lo que les hizo capaces de resistir fue la capacidad del jefe de la expedición para transmitir optimismo y paciencia.

No siempre es fácil en momentos como el actual encontrar la fuerza para tomar conciencia de que saldremos adelante. Pero la Humanidad, a lo largo de la historia, se ha enfrentado a situaciones mucho peores que esta, y con muchos menos medios y conocimiento científico que los que tenemos ahora. Y esa es una razón para mantener la esperanza de que, incluso con dificultad, vamos a salir adelante.

Tampoco es sencillo para quienes vivimos inmersos en la cultura del aquí te pillo aquí te mato, en ese ritmo de vida en el que nos parece que todos los deseos que tengamos han de ser satisfechos de inmediato, aceptar que hay cosas que requieren su tiempo, su proceso y su espera.

Resistir es vencer, se dice. Pues a lo mejor para resistir tenemos que ser, primero, conscientes de nuestra propia capacidad de resistencia, y segundo, capaces de contener esa urgencia en el cumplimiento de cualquier apetencia a la que tan acostumbrados estamos.

Cuidaos mucho y cuidad de vuestra gente. Se os quiere.

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