miércoles, 6 de abril de 2022

6 de abril de 2020

Buenos días.

Cuentan que cuando a Napoleón le presentaban el historial de un militar con la propuesta de ascenso a general, después de mirarse el expediente por encima el emperador hacía esta pregunta: "¿es hombre de suerte?"

La suerte, el azar, tiene una gran presencia en nuestras vidas. Si el renacuajo que alcanzó su meta hubiera sido otro existiría una persona, pero no sería yo. Mejor persona y más inteligente seguro, porque hay mucho margen. Pero hombre o mujer, más alto o más bajo... nunca lo sabremos. De ahí en adelante la casualidad nos acompaña todo el tiempo. La familia en que nacemos, las personas que se cruzan en nuestra vida, las oportunidades que se nos ofrecen...

Nuestra mente está hecha para facilitarnos vivir con nosotros mismos, y tiende a hacer que cuando nos pasan cosas buenas creamos que es por nuestros propios méritos, y en cambio atribuye la adversidad a la mala suerte.

A veces es verdad, pero otras uno mismo hace eso que los toreros llaman "ponerse en suerte". En un viejo libro de chistes de Forges había una viñeta de la serie de los presos (aquellos diálogos entre dos hombres barbudos, melenudos y demacrados que colgaban por los brazos de las rejas de sendas ventanas); uno le decía al otro: "¿otra vez detenido por propaganda ilegal?", y el otro respondía: "si es que tengo mala pata... estaba yo tranquilamente en medio de la Gran Vía dale que te pego con la ciclostil...", y el otro: "estás gafado". La suerte buena o mala viene porque sí con frecuencia, pero hay veces que nos la. buscamos.

Que acabemos pillando el carajovirus depende en parte de la fortuna. Pero podemos ayudarla un poquito y sabemos cómo. Es fácil y está al alcance de casi todo el mundo. Ojo.

Cuidaos mucho y cuidad de vuestra gente. Se os quiere.

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