miércoles, 20 de abril de 2022

20 de abril de 2020

Buenos días.

Hay una canción preciosa que escribió Ángel Corpa para Jarcha que se titula "Nanas para despertar". Está en el que para mí es su mejor disco, "En el nombre de España, paz", y en una de sus estrofas dice:

"Qué mala suerte tengo, dice mi niño,
hoy que iba a estar desnudo hoy hace frío.
Qué rabia, madre, jugando así vestido toda la tarde."

Hoy no sé por qué me ha venido a la cabeza. Bueno, sí que sé por qué: todos los años por estas fechas se me para el reloj y toca cambiarle la pila, y de la manera más tonta he pensado: "vaya, hombre, se me acaba la pila y todo cerrado". Y de ahí al niño ha ido todo seguido.

Nos cuesta diferenciar entre lo que es bueno para todo el mundo y lo que es bueno para mí. Estas semanas y los meses que vienen vamos a verlo muchas veces. Un ejemplo (y por favor, que nadie piense que esto va de política, es un ejemplo actual y real): hay casi un millón de personas que trabajan en régimen de autónomo y que ya están cobrando una prestación, pero también hay muchas que por lo que sea de momento no la han cobrado o no tienen derecho a cobrarla. Tengo amigos entre los que sí y entre los que no. Y claro, los que sí están contentos y los que no, pues no. A los que sí, les parece una prestación positiva; a los que no, les parece insuficiente. No me cuesta nada entender que algo que puede ser positivo en conjunto no sea positivo individualmente para alguien en concreto, y que a ese alguien le parezca una birria.

Los próximos meses serán duros. Mucha gente lo va a pasar mal, y a muchos se nos van a pedir esfuerzos relevantes. Es lógico, pongamos por caso, que a ningún funcionario le haga gracia saber que volveremos a estar algunos años sin pagas extras o que incluso nos bajarán el sueldo. A mí muy feliz no me hará, para qué negarlo; pero entiendo que es lo menos que puedo hacer para colaborar de alguna manera a salir adelante como sociedad. Habrá que recordar que para muchos de quienes pasamos por aquí estudiar o trabajar no es sólo algo que hacemos para nosotros mismos, sino como aportación a una gran tarea colectiva que en palabras que siguen guiando mi vida llamamos empresa común. Si toca arrimar el hombro, que nos encuentren codo con codo.

Cuidaos mucho y cuidad de vuestra gente. Se os quiere. 

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