Buenos días. Qué tarde otra vez, se me ha ido la mañana..
Cuentan que estando un día el general Weyler asomado al balcón de su casa, un criado que le vio de espaldas le confundió con un compañero y le dio un tremendo azote. Weyler se giró alterado y el criado, al darse cuenta de lo que acababa de hacer, intentó excusarse: "¡perdone su excelencia, que le confundí con Juan!", a lo que el general respondió: "pero hombre, ¡es que aunque hubiera sido Juan!"
Buena respuesta, ¿no? ¿Habría estado bien si hubiera sido Juan pero estaba mal porque era el general? Hay una formulación eclesiástica clásica que dice que Dios no hace acepción de personas, lo que viene a significar que no distingue entre unos y otros por ningún criterio previo favorable o desfavorable. Sospecho que una de las peores manifestaciones de nuestra condición humana (quizás de nuestra inhumanidad, pero eso lo dejo para otro día) es la cantidad de veces que hacemos exactamente lo contrario.
Yo a eso lo llamo "asimetría". La misma cosa que me parece supernatural y lógica si la hago yo (o alguien que me gusta) me resulta insoportable si la hace alguien que me cae mal. Y no me refiero a la supuesta neutralidad y no digamos a la pretendida objetividad. La neutralidad entre el bien y el mal no es neutralidad, si acaso miopía moral. Y la objetividad se la dejo a los objetos, mientras sea un sujeto déjame ser subjetivo, que nunca te he ocultado lo que pienso y creo.
Somos asimétricos. Hay a quien le parece bien darle un azote a un criado pero mal dárselo a su señor, como a otros les parecerá bien cascarle al general pero mal cascarle al criado. Me temo que me pasa lo mismo muchas veces, casi seguro demasiadas.
Cuidaos mucho y cuidad de vuestra gente. Se os quiere.
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