Buenos días.
La mañana se ha levantado fría, fea y gris pero, como se dice ahora, en un giro inesperado de los acontecimientos se han ido las nubes, veo un cielo limpio y un sol radiante pinta de color lo que hace unas horas era una escena en blanco y negro.
Hay días que nos levantamos así: fríos, feos y grises. Y cuando la mayoría llevamos un mes sin salir de casa nada más que para lo imprescindible, y no todo el mundo tiene una casa que permita un encierro llevadero, y tenemos noticias que nos rompen el alma, y sentimos incertidumbre sobre qué va a pasar con el empleo o el pequeño negocio en el que nos ganamos la vida (sabéis que no es mi caso, pero creo que tengo la suficiente empatía como para pensar mucho en las personas para las que sí lo es), pues joer. Tampoco se nos puede pedir que todos los días nos levantemos con ganas de reír, cantar y bailar.
En las redes se ven muchas frases de esas en plan profunda reflexión que son basura, pero de vez en cuando pillo alguna que digo, "mira". Hay una que me gusta bastante y que más o menos dice algo así como que si me ves llorar no pienses que soy débil, piensa que igual llevo mucho tiempo siendo fuerte.
Sin justificar dejarnos llevar por la ira, el pánico, el desánimo o la desesperanza, creo que a veces nos exigimos demasiado a nosotros mismos. Es más que comprensible, sobre todo si tienes la valiosa misión de ofrecer seguridad a otras personas pero también si no la tienes, que necesites un respiro, una breve pausa, un día o unas pocas horas en las que te permitas sentir la melancolía, estar un poquito menos jijijajá, aflojar la tensión para recuperar la fuerza que alguien necesita de ti.
Así que cuando eso te pase procura no sentirte mal. Quienes te necesitan te necesitan a tope y para eso está bien que te dejes caer un ratito de vez en cuando. Mucho ánimo.
Cuidaos y cuidad de vuestra gente. Se os quiere.
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