miércoles, 30 de marzo de 2022

30 de marzo de 2020


Buenos días, buenas tardes ya.

Hoy no estoy yo muy como para dar ánimos, la verdad. El día se ha levantado gris, algunas buenas noticias que esperaba no han llegado y mis cachorros se han ido, como corresponde, a pasar esta semana con su madre. No hay ninguna preocupación en esto último: se que van a estar con ella como mínimo igual de bien que conmigo, tan seguros como aquí y con el mismo cariño y bienestar. Pero la verdad es que me lo paso bien con ellos, estamos bien juntos. Y además cuando están cocino como Dios manda, en cambio esta semana que voy a estar solo me temo que voy a ser un desastre desde el punto de vista alimentario.

Curiosamente, no me disgusta la soledad cuando la elijo yo. No soy un solitario, más bien todo lo contrario. Si algo me gusta es estar rodeado de gente en casa, en el trabajo, en todas partes. Pero eso no contradice que haya momentos en los que me apetece quedarme a solas conmigo mismo. A veces eso me permite desde poner orden en casa hasta dedicar tiempo a ese libro que no consigo acabar, o escribir y enviar esas cartas pendientes (señoras y señores, servidor sigue de vez en cuando cogiendo un mazo de folios y algo que escriba, preferentemente un pilot V7 aunque a veces también alguna de las plumas que heredé de Jose, y así pertrechado escribo unos misales de tres folios a dos caras que ríete tú de los que os pongo aquí), o escuchar en calma esa música que me gusta y que necesita quietud absoluta para disfrutarla bien.

O sencillamente pensar. Pensar en el sentido profundo de la palabra, en cosas a las que llevados por la inmediatez de lo cotidiano no tenemos casi nunca tiempo de dedicarles una reflexión concentrada. No vayáis a creer que eso signifique preocuparse por el ser y el no ser, quiénes somos de dónde venimos a dónde vamos, el destino de la Humanidad o cosas de esas. No, no, mi coco no da para tanto y menos desde que tiene el agujerito. Pero es que ni en las cosas más simples tenemos casi nunca tiempo para pensar.

Estos días hay mucha gente que está sola. Y no por elección, sino porque la vida les ha llevado ahí, sea porque lo han querido o porque así han ido las cosas. Tú que me estás leyendo seguramente no lo estás, pero quizá conoces a alguien que sí. Si ya se te ha ocurrido, estupendo. Y si no, ¿crees que a lo mejor puedes enviar un mensaje o hacer una llamada a un par de personas que sepas que están solas?

Cuidaos mucho y cuidad de vuestra gente. Se os quiere.

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