Buenos días. Vamos a intentar seguir contando alguna cosa que haga pensar un poco, si puede ser en positivo.
Ayer por la tarde estuve viendo una película ya un poco viejuna, de 2002, que se tituló aquí "Cuando éramos soldados". Es una dramatización de la primera batalla seria de la guerra del Vietnam, la del valle de la Drang. La película estará mejor o peor hecha, no entiendo de cine, pero tiene algún momento de esos que al menos a mí me ponen los pelos de punta.
A la casa del teniente coronel Moore, que mandaba el batallón que protagonizó la batalla, llega un taxista con un telegrama y le abre la puerta la esposa. Ella le mete una bronca del 15 con remolque, porque el telegrama no era para ella, simplemente el taxista quería preguntar porque no encontraba la dirección de la destinataria, pero el susto que le ha dado a ella es fácil de entender. El taxista se da la vuelta y le dice, triste: "Señora, a mí no me gusta hacer esto, pero es mi trabajo".
La señora Moore entonces le dice: "Deme el telegrama. Y a partir de ahora todos los que lleguen me los trae a mí, yo los repartiré." Y así lo hace a medida que van llegando.
Mirad. Desgraciadamente estas semanas a muchas familias les están y les van a seguir dando noticias como la del telegrama de la peli.
No nos han pedido que vayamos a la otra punta del mundo a defender la civilización occidental o algo así, ¿verdad? Sólo nos han pedido que nos quedemos en casa para defender las vidas de nuestros vecinos.
Por favor, cuidaos mucho porque así nos cuidáis a todos. Se os quiere.
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