sábado, 25 de agosto de 2018

TARTA DE LECHE CON CANELA


Cuando éramos pequeñajos una de las delicias del verano era la leche con canela. Que la verdad, no tiene nada: leche, canela, azúcar y frío. Pero mamá preparaba casi a diario una jarra enorme que se guardaba en la nevera y era una merienda de dioses. Hoy me he acordado de la leche con canela, no preguntéis por qué, y se me ha ocurrido que sería chulo convertirla en tarta. Y me he puesto a ello. Por cierto, es súper fácil de hacer.

Vais a necesitar para la base una pasta brisa redonda de esas que venden congeladas, que habréis sacado del congelador a la nevera dos días antes (hay que tener siempre en el congelador un par de estas, otro par de las de hojaldre y otro par de las de empanada, por lo menos), y que sacaréis de la nevera al menos una hora antes de preparar la tarta. La pasta brisa es chula, para estas cosas, porque es ligerita y bastante suave de sabor. Para el relleno cogéis medio litro de leche entera (qué nata ni nata: le-che), 50 gramos de maizena, 100 gramos de azúcar, las yemas de cuatro huevos y una cucharada de postre de canela en polvo. Y un molde, claro.

Empezamos por calentar el horno a 220º, por arriba y por abajo y si tiene ventilador con ventilador. Mientras tanto preparamos el relleno poniendo en una cazuela casi toda la leche, el azúcar y la cucharada de canela. Fuego medio 4/9 y varilla para que se disuelva bien el azúcar, y dejamos que vaya cogiendo calor.


Mientras tanto ponemos las yemas de huevo en un bol y las rompemos.


Añadimos la maizena y le damos varilla con ganas, para que se bata junto con los huevos y no queden grumos. Algo así, pero meneando el metal.


Nos ayudaremos añadiendo poco a poco el "casi" de leche que no hemos puesto a infusionar con la canela y el azúcar. Dale que te pego hasta que quede un líquido bien homogéneo.


Mientras hacemos esto la leche de la olla habrá ido cogiendo calor. La ayudáis a que llegue a hervir y la sacáis del fuego. Y entonces poco a poco y dándole fuerte a la varilla mezcláis el preparado de huevo con la leche caliente. Pero dadle, porque si no se os cuajará el huevo y se acabó la fiesta. Cuando esté bien mezclado lo dejamos reposar mientras nos ocupamos de la base.

Sacamos la pasta brisa del paquete y la colocamos en el molde. SI tenéis un molde de silicona (que es lo suyo), separadla del papel y colocadla directamente. Si el molde es de vidrio o cualquier otra cosa tendréis que ponerla con el papel. No os preocupéis si no queda perfecto. De hecho, es mejor que no quede perfecto ¿no? Es una tarta casera, digo yo.


Ahora tenéis dos opciones: pincháis con el tenedor el fondo de la masa o le ponéis algo encima. Como por ejemplo, otro molde de silicona. 


Ahora todo esto al horno, que ya estará caliente y además lo vais a bajar a 200º. Lo sacamos al cabo de 5-7 minutos, porque no queremos que se cueza del todo, sólo que se medio cueza.


¿Veis? Aquí yo ahora puedo echar lo que me dé la gana. Una lata de atún, acelgas, lo que os pete. En este caso, con mucho cuidado y un cucharón sopero vamos a echar el líquido que tenemos en la olla.


Que es líquido, totalmente líquido, parece café con leche. Echad sin miedo, tanto como os permita la altura del borde de la masa. Porque resulta que lo primero que pasará en cuanto metáis esto en el horno es que se cuajará la superficie y formará una burbuja y de ahí ya no sale nada. De hecho de entrada no he podido poner todo el líquido, no cabía. Pero después de haber cuajado el relleno (y de pinchar una burbuja que ocupaba toda la tarta) he podido añadir el resto encima.

Bueno, pues eso: lo metéis en el horno 20 minutos y a ver qué tal. Normalmente pasado ese tiempo veréis la tarta con la burbuja que os he dicho (maldita sea, no he pensado en hacerle foto), la pincháis con la punta de un cuchillo y comprobáis que lo que hay debajo está bien cuajado, que lo estará. Si os ha pasado como a mí volvéis a añadir líquido y en cosa de 5 minutos más volveréis a tener la burbuja y todo cuajado.


Y ya está. Esas arrugas que veis son por la burbuja. Pero no están blanditas, no, están bien cuajadas. Si os gusta que se tueste un poco la podéis dejar un poco más en el horno, pero no os paséis. Ya sólo falta esperar a que se enfríe y pasarla a una bandeja... ¡Y comérsela!



No hay comentarios:

Publicar un comentario