domingo, 19 de agosto de 2018

BONITO EN SALSA DE TOMATE


Estamos en temporada de bonito. El bonito es un pez de la familia del atún, pero para mi gusto de carne mucho más sabrosa y tierna. Una maravilla que ahora en verano está de temporada y tiene esta pinta:


Este que veis aquí ha pesado algo más de 5 kilos. Y me lo he llevado entero a casa, primero porque no me digáis que no es precioso, y segundo porque comprado a trozos es bastante más caro (a 8,95, para ser exactos). Pedidle a la persona que os atienda que os lo corte en lomos, os saldrán cuatro piezas estupendas. Que os envuelvan aparte la ventresca, que ya os contaré otro día la manera de hacerla que me gusta más. Y por supuesto, quedaos con la cabeza y la espina: con media cabeza y media espina os sale caldo para hacer fideuà para 8 personas, y las mitades restantes se congelan para la siguiente vez. Llegaréis a casa con la espina, la cabeza, la ventresca y dos bandejas como esta:


Con esta bandeja os sale bonito para 6 personas si es en plan "una ensaladita y plato único". Lo primero que vamos a hacer es coger todo esto, que es un lomo, y quitarle la piel. El bonito no tiene escamas, pero una parte de la piel, la más cercana a la cabeza, es dura como una suela de cuero. Así que con un cuchillo muy afilado quitáis esa parte de la piel, el resto no hace falta. Después vamos a cortar las piezas en rodajas anchas, como el pulgar o así, y las salamos sin miedo por una cara:


Tenemos a punto una sartén con un suspiro de aceite bien caliente, le bajamos el fuego al 7/9 y ponemos en ella las rodajas con la parte salada hacia abajo, para poder salar la otra cara, que nos queda, claro, arriba.


Os diría que lo dejaseis sólo un par de minutos, pero con el coñazo del anisakis necesitáis que quede cocido hasta el centro (para estar seguros de que toda la pieza ha llegado a los 60º), así que estáis atentos y cuando veáis que el color rojo se ha convertido en marroncito claro hasta media altura de las rodajas les dais la vuelta.


Repetimos el proceso y cuando estemos satisfechos con la cocción vaciamos toda la sartén en un plato o bandeja. Uy, qué cosa más rara ¿no? Pues no. Lo vais a tener que hacer en dos tandas (a no ser que tengáis una sartén inmensa), y la primera tanda os deja la sartén llena de jugos del bonito. Esos jugos ahí no pintan nada y harán que en vez de freírse la segunda ronda se cueza, ueeecs, qué mal. Pero si los recogemos en la bandeja haremos algo con ellos después, ya veréis. Seguís friendo de la misma manera hasta que se os acaba el bonito.


Bien ¿no? Ahora tendría que explicar la salsa de tomate. ¿De verdad? Venga ya, hombre. Vaaale. Pues nada, cebolla picada muy fina, ajo en láminas casi transparentes (se desharán), una hoja de laurel (yo lo prefiero fresco, pero es que lo tengo ahí al lado) y pochar hasta que esté la cebolla transparente empezando a dorarse y el ajo prácticamente disuelto. Ahora echáis un tetrabrik de tomate frito (de este sencillito del híper, no os liéis)... y todo el jugo de bonito que tenéis en la bandeja de antes (ya veréis qué sabor le da al tomate). Removéis, mezcláis todo y dejáis hacer chup chup hasta que parezca una especie de mermelada. Podéis añadir un vasito de vino blanco seco, y que se evapore. De la salsa no pongo fotos porque sería ofenderos, y aunque soy faltón por naturaleza hoy no apetece.

Cuando consideréis que la salsa está a vuestro gusto añadís las rodajas de bonito de manera que queden casi cubiertas, así:


Ahora vais a subir el fuego hasta ese nivel de plop... plop, ya sabéis, como que está queriendo hervir pero no acaba de poder. Y me lo tenéis así mínimo diez minutos, dando la vuelta a las rodajas a mitad del tiempo. Y ya está. Lo dejáis enfriar tranquilamente, lo cubrís y esperáis al menos 24 horas antes de volver a calentarlo para comerlo.

Queda así, y está muy muy rico.


No hay comentarios:

Publicar un comentario